Especial Sant Jordi
Celebració dels alumnes de Cicle Mitjà
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Altres moments de la celebració amb motiu de Sant Jordi
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Celebració Sant Jordi Cicle Superior
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Guanyadors de 6è d’EP
El metro encantado
—¡Juan! Llegarás tarde al colegio— me advirtió mi madre por sexta vez.
—¡Ya voy mamá!— empecé a gritar.
Así empezó el día. Me fui al baño, me limpié la cara y rápidamente cogí la mochila y me fui para el colegio. Cuando ya estaba en el metro me encontré a María.
¡Hola, Juan!
—¡Hola! — Dije yo entusiasmado.
Ella era bajita con ojos marrones y cabello oscuro, era guapísima. No nos hablábamos. Teníamos un cierto grado de timidez. Nos faltaban como unas dos paradas más o menos. No me acuerdo muy bien. De repente, María me dio la mano. Se apagaron las luces un buen rato y no se oían voces. Yo estaba aterrorizado de miedo, y pasado un tiempo se abrieron las luces. No me podía creer lo que estaba viendo. No había nadie en el metro. Estaba solo. Miraba atentamente con la mirada penetrante. El metro seguía cada vez más y más rápido. No paraba en ninguna estación. Y de repente vi por las ventanas peces relucientes en el mar azul como el cielo. Me asusté un montón.
—¿Hay alguien? — empecé a gritar desesperado.
Pero nadie contestaba. La luz parpadeaba. Yo estaba asustado y nadie contestaba. Pasé de ver peces por la ventana a ver gente gritando sin poder entrar el metro. Pasaban los segundos, los minutos, las horas. Yo seguía asustado y sin nadie que me pudiera ayudar. Pero se me ocurrió una magnifica idea: llamar a mamá para decirle lo que me estaba pasando y que me viniese a buscar con rapidez. Llamé todo entusiasmado. Pero no contestaba. De repente, se paró el metro. Se abrieron las puertas. Yo estaba súper contento. Pero resulta que eran robots eléctricos malvados. Ellos eran altos fuertes y de color gris. Tenían muy mala pinta.
—¡Tenemos que ir a por el niño!— dijeron ellos repetidamente.
—¡No, por favor!— supliqué yo.
Estaba sentado en una silla y cogiéndome de la barandilla. Justo cuando me estaban atacando, no tenía salida y……
—¡Juannnn! ¡Despierta! — me advirtió mamá.
—¡Qué bien que estas aquí!
—¿Pero qué ha pasado? He estado todo el tiempo aquí, intentando despertarte.
—He tenido un sueño horroroso— dije yo asustado.
—No pasa nada. Ya estás aquí. El problema es que son las 8:50 y aún estás en la cama.
Mamá y yo seguimos hablando y rápidamente me vestí y me fui para el colegio. Resulta que María también venía tarde al cole y fuimos juntos. Le conté ese sueño horrible y ella se reía cada vez que decía una palabra.
Júlia Yamping Pascual
Cosas valiosas
Un día cualquiera en una casa cualquiera con unos hechos diarios demostraremos lo necesario e innecesario de la electricidad. Y ahora con permiso de la contradicción anterior sigo la historia. Una tarde en esa casa toda la gente que vive en ella hacía algo. El adolescente buscando un enchufe para cargar el móvil, no encontraba ninguno libre, porque la hermana mediana estaba jugando con la consola. El hermano pequeño viendo la tele, sus dibujos favoritos. La lavadora funcionando… de repente, todos a una gritaron:
—¡Qué ha pasado!
—Nada— contestaron los padres —Que se ha ido la luz.
—¿Quééé? ¿Y qué haremos ahora?— preguntó el hermano pequeño
—Simplemente esperar— contestó la mamá.
Pasaban las horas, y no conseguían arreglar la avería que se había producido en la acera de enfrente de la casa. La noche llegaba. Las velas que se guardan desde hacía años, por si se va la luz, ahora hacían su gran función. Como hacía frío las mantitas sobre las piernas y unos bocadillos en la mesa. Recordaban, junto a los padres, cuando eran más pequeños. El mayor le dijo al pequeño:
—Cuando eras muy, muy pequeñito, te cambiaba muchas veces los pañales.
La hermana mediana exclamó:
—¡Exagerado! No serían tantas veces, pero lo que sí que es cierto es que tú me acompañabas al colegio con mucho amor.
Así, recordando y jugando se hizo la hora de irse a la cama. Todos se fueron a dormir. Y la luz brillaba por su ausencia.
Al día siguiente, como si no hubiera existido la tarde anterior, la luz hacía su gran función. Cuando tomaban el desayuno, todos se pusieron de acuerdo en que un día a la semana, al atardecer, apagarían las luces. Para revivir la experiencia del día anterior.
Pero el cerebrito de la hermana, tuvo una idea, que seguramente soñó:
—¿Por qué no cogemos la luz del sol, y la guardamos en botes? Así, si se va la luz, la podemos utilizar.
Todos rieron y dijeron:
—!Pues esperemos que el sol no se agoteee!!!
Alejandro Gallego 6º B
Demà
Silenci, en aquell moment no s’escoltava res més que silenci.
Només el meu germà gran era a taula. No hi havia més opció que seure a escoltar.
—Ho sento- va dir ell.
Un cop més el silenci inundava la sala.
—Ho sento- repetia.
La tensió anava augmentant entre el meu germà Jabir i jo.
Una llàgrima va relliscar per la seva galta.
—És el moment d’afrontar-se a la realitat, estem en guerra Mohamed.
—No hi ha més temps.
—Hem de marxar.
—A on?- vaig preguntar.
—Al Mediterrani.
—I com ho farem?
—Tinc un amic que coneix a un noi que ens pot ajudar.
—Quant?
—Demà.
Amb aquesta paraula va començar la nostra aventura, un noi de 12 anys acompanyat per el seu germà de 18, pressionats per la guerra , amb un únic desig: sobreviure.
No puc dir que fou el pitjor dia, ja que s’aproximaven dies difícils, però si el més memorable.
Cinc minuts per sortir i tot un país per acomiadar-me. Ja era tot apunt.
D’aquesta part, no me’n recordo gaire, però recordo que era una barca petita i estreta, ah!….i que no hi érem sols, la barca era plena, casi no ens podíem moure, només recordo a el capità Tarik,un home forçut, i tatuat. També recordo que després de dos dies navegant s’acabava el menjar, teníem molta gana, però en Tarik ens distreia explicant-nos històries de mariners i pirates.
Van passar 4 dies, i la cosa no millorava, semblava que érem perduts. Una dona no parava de queixar-se, i va decidir abandonar l’aventura, d’un salt va caure a l’aigua i ja no se sap res més d’ella.
Recordo que em vaig adormir durant unes hores, per culpa del mareig. D’un crit em vaig despertar.
—Ens ataquen— cridava el Tarik.
—Pirates— repetia el meu germà.
Recordo que em vaig desmallar, i que al despertar, ja no hi era el meu germà, ni el capità, ara estava a un vaixell pirata. Hi havien homes penjats en cordes, i com no un temible capità.
Allà em van esclavitzar, vaig rentar, fregar i cuinar. Van passar els anys i un dia em vaig fartar de crits, guerres i canons. Ho vaig preparar tot, i una nit vaig poder robar una petita barca i una mica de menjar. No va durar molt la meva aventura, en uns dies ja era a Barcelona. Ara ja tenia 18 anys.
Vivia en un pis compartit, era molt petit, un dia mentre passejava per la platja..
—Jabir- vaig cridar.
—Mohamed- va cridar el meu germà.
No m’ho podia creure, el meu germà havia aconseguit arribar a Barcelona.
Van passar els dies i encara ens faltaven histories per explicar , i petons per regalar.
Lorena García, de 6èB
Somnis de colors
Al meu amic Miquel li agrada explicar els seus somnis i a ell escoltar els meus. Els seus somnis i els meus són molt semblants, de vegades molt realistes i altres el subconscient ens juga males passades, d’angoixa i malsons. Jo li explico que són en colors i Miquel em pregunta:
—Què vol dir en colors?
—Doncs que veig l’herba de color verd, les flors, roses, taronges, vermelles …— i ell es posava molt trist i no volia que seguís.
Un dia em va dir que li expliqués cada color i quina olor fa. Jo li vaig respondre:
—El blau: mar, cel. Fa olor de llibertat.
—El Verd: prat, arbres. Fa olor de natura.
—El Rosa: flors, dolçor. Fa olor d’afecte.
—El Taronja: menjar. Fa olor de llar.
—El Groc: sol, desert. Fa olor de calor.
—El Vermell: rosella, alba. Fa olor de foc.
Miquel em va interrompre i em va dir que el somiava en tres dimensions, «Explica-m’ho» vaig dir, «Doncs tot el bonic que m’has explicat el multiplico per tres. Comencem a riure.
Ah! No havia dit que el meu amic Miquel és cec.
Alejandro Gallego, 6èB